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¿Por qué invertir en energías renovables?

Divulgación

El cambio climático es uno de los retos más urgentes a los que nos enfrentamos. El cambio climático no es ninguna hipótesis, es una realidad y está pasando ahora.

Como describe Yuval Noah Harari en su libro 21 lecciones para el siglo XXI:

Los científicos están de acuerdo en que las actividades humanas, en particular la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, hacen que el clima de la tierra cambie a un ritmo alarmante. Nadie sabe exactamente cuánto dióxido de carbono podemos continuar bombeando a la atmósfera sin desencadenar un cataclismo irreversible. Pero nuestras estimaciones científicas más optimistas indican que, a menos que reduzcamos de forma drástica la emisión de gases de efecto invernadero en los próximos veinte años, las temperaturas medias globales aumentarán más de 2º C, lo que provocará la expansión de los desiertos, la desaparición de los casquetes polares, el aumento del nivel de los océanos y una mayor incidencia de acontecimientos meteorológicos extremos, como huracanes y tifones. Estos cambios alterarán a su vez la producción agrícola, inundarán ciudades, harán que gran parte del mundo se vuelva inhabitable y que cientos de millones de refugiados busquen nuevos hogares.

Además, estamos acercándonos rápidamente a varios puntos de inflexión, más allá de los cuales incluso una reducción espectacular de las emisiones de gases de efecto invernadero no bastará para revertir la tendencia y evitar una tragedia mundial. Por ejemplo, a medida que el calentamiento global funde las capas de hielo polares, se refleja menos luz solar desde nuestro planeta hacia el espacio exterior. Ello significa que la Tierra absorbe más calor, que las temperaturas aumentan todavía más y que el hielo se funde con mayor rapidez. Una vez que este bucle retroactivo traspase un umbral crítico, alcanzará un impulso irrefrenable, y todo el hielo de las regiones polares se derretirá aunque los humanos dejen de quemar carbón, petróleo y gas. De aquí que no sea suficiente que reconozcamos el peligro al que nos enfrentamos. Es fundamental que realmente hagamos algo al respecto ahora.

Encontrar una solución al cambio climático no es fácil, y los motivos que lo provocan están íntimamente ligados a nuestro desarrollo.

Vivimos en una sociedad que basa su progreso en la energía de los combustibles fósiles, como el petróleo o el gas. Pero estas fuentes energéticas generan grandes cantidades de gases de efecto invernadero y son finitas; tarde o temprano se acabarán. Si no cambiamos nuestro modelo energético, el futuro que espera a la humanidad es muy incierto. Y no disponemos de mucho tiempo. El escepticismo en este asunto es un lujo que no nos podemos permitir. Cada segundo que perdemos sin actuar es un paso que damos hacia el abismo.

Pero el reto es mayúsculo. A pesar de los esfuerzos de los últimos años, en 2019 las energías renovables supusieron solo un 11% de la energía final consumida en España. Tenemos mucho por hacer y poco tiempo para hacerlo. La llamada descarbonización de la economía requerirá grandes esfuerzos y una voluntad enorme.

Parece que en este sentido la voluntad política es firme, y la lucha contra el cambio climático ya ocupa la primera página de las agendas de todos los gobiernos y corporaciones mundiales. Pero con esto no bastará, la urgencia es mayúscula. Y se necesitará la implicación de todos: sociedad civil, empresas, colectivos, todos estamos interpelados a actuar en la medida de nuestras posibilidades.

El autoconsumo seguro que forma parte de la solución

No sabemos si las energías renovables serán la solución a todo el problema, pero lo que sí es seguro es que formarán parte de la solución. No tenemos demasiadas alternativas más. Sabemos que el modelo actual no es sostenible y que nos aboca a un futuro incierto. Y, ahora mismo, las únicas fuentes energéticas que pueden preservar nuestro progreso son las renovables.

El autoconsumo solar es, sin duda, una de las aplicaciones más óptimas de las energías renovables.

Porque una aplicación que utiliza superficies libres como las cubiertas de los edificios para generar energía en el mismo sitio donde se consume, que mejora su aislamiento térmico y que reduce su consumo en climatización, que incrementa la independencia energética, que ayuda a concienciar sobre el consumo energético propio y que facilita su optimización, que fomenta el ahorro, que es renovable y que, encima, es rentable… ¡seguro que forma parte de la solución!

Todavía hay tiempo, pero cada minuto cuenta. Este es un problema que nos afecta a todos, y necesitamos la implicación de todo el mundo. Nos jugamos demasiado y el riesgo de no hacer nada es demasiado grande. Desde tu ámbito de decisión, si puedes, ¡impulsa el cambio!